“Décadas 80 y 90” / ver todas las obras
Galería Praxis (pinturas)
Buenos Aires, Argentina, 1983-1993
S/Título (pintura s/tela)
Medidas:100x150cm
Buenos Aires, Argentina, 1984
“Construccion espacial” (pintura s/tela)
Medidas: 100x120cm
Buenos Aires, Argentina, 1983
S/título (pintura s/tela)
Medidas: 100x150cm
Buenos Aires, Argentina,1984
“Manhattan” (pintura s/tela)
Medidas:100x150cm
Buenos Aires, Argentina, 1983
“Manhattan II” (pintura s/tela)
Medidas:100x150cm
Buenos Aires, Argentina, 1984
“S/título” (pintura s/tela)
Medidas:100x150cm
Buenos Aires, Argentina, 1985
“S/título” (pintura s/tela)
Medidas:100x150cm
Buenos Aires, Argentina, 1985
“S/título” (pintura s/tela)
Medidas:100x100cm
Buenos Aires, Argentina, 1983
“El carácter universal”
Févre, Fermín
Galería Praxis
Buenos Aires, Argentina 1983
Fermín Févre
Vicepresidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte
El carácter universal del lenguaje geométrico lleva muchas veces a pensar que el margen de creatividad que ofrece es limitado. Se cree así que en él ya todo está formulado. Sin embargo, siempre aparecen nuevas generaciones de artistas dispuestos a negarlo. María Luz Gil continúa con su obra una tradición geométrica que en nuestro país lleva ya varias décadas de desarrollo. Los acríticos sobre papel y las grandes telas pintadas que ahora presenta no responden estrictamente a un arte geométrico. Sería negar, no obstante, sus raíces en la geometría, lo que es, por un lado evidente, y se expresa, por otro, en el sentido estructural de sus composiciones, donde se combinan líneas rectas y curvas creando un espació pictórico dado fundamentalmente por e! color. Es interesante observar en sus trabajos que la imagen que logra nunca aparece forzada. Juega con el dinamismo de los planos y el desplazamiento de las formas. Sin dejar de valorizar los espacios blancos. En algunas de sus composiciones – mas que en otras- se advierte un sentido volumétrico que destaca la forma escultórica en la bidimensionalidad. En una etapa anterior de su obra, la misma se desenvolvía más ligada a las apoyaturas de las formas geométricas y a una planimetría más literal. Hoy se aprecia el cambio, fruto, a su vez, de un notorio proceso de síntesis. Un aspecto a destacar lo constituye la perfección formal con que cada obra ha sido encarada, lo que se pone de manifiesto también en la elaboración del color y en el predominio de una paleta baja planteada como un desafío constante. Estas obras que presenta hoy María Luz Gil son la expresión de una vocación creativa auténtica y el resultado de un esfuerzo cotidiano en el taller, revalorizando así el hecho indiscutible de que el artista solo logra sus objetivos cuando trabaja con ahínco en sus búsquedas. Porque buscar y buscar sin pretender hallar algo definitivo—y generalmente sin querer alcanzarlo, ya que de algún modo agotaría la búsqueda- es el secreto esencial del arte. Como decía alguna vez Georges Braque, mientras la ciencia tranquiliza, el arte inquieta. En la perfección de sus imágenes, María Luz Gil logra transmitirlo, haciéndonos participes de esa eterna inquietud existencial.
Nelly Perazzo
Académica de número de la Academia Nacional de Bellas Artes
“Suelo recordar con frecuencia una presunta que se planteó Cezanne en su madurez, frente a sus logros recientes ¿Por qué tan tarde y tan dolorosamente? Me interesa esta frase porque subraya el proceso de investisación del artista; adverso, esquivo doloroso camino siempre inconcluso. En una época como la nuestra en la cual el cambio es ineludible, (a necesidad de desarrollo, transformación y búsqueda parece volverse más imperiosa. El artista explícita en series sucesivas esa pulsión que le impide detenerse en una imagen determinada. Sus investigaciones persiguen nuevos sistemas de relaciones, ahondan el uso de otros materiales, enfatizan posibilidades antes desestimadas. María Luz Gil nos tenía acostumbrados a una imagen de severa racionalidad geométrica y ejecución impecable, en la cual las tensiones dinámicas proyectaban una energía que desplazaba violentamente las formas respecto al fondo Cuando en 1986, en el Museo de Arte Moderno se presentó la muestra colectiva “Fin de siglo”, María Luz Gil apareció en abrupta ruptura con sus equilibradas articulaciones espaciales, permitiendo que los planos separados y autónomos ocupen el espacio real. A partir de allí cabía esperar que una artista meticulosa y reflexiva como día iniciara, mesuradamente, un camino nuevo. Si antes ahuecaba o combaba el plano, ahora subraya su bídímensíonalidad; las superficies lisas de ayer han dejado lugar a una factura menos controlada racionalmente; si antes su imagen atropellaba con su efecto dinámico, hoy se ha vuelto más serena, más calma. Parece invitar al espectador a un diálogo que lo lleve a descubrir cómo las formas geométricas se funden, se destacan o se superponen. En ellas el triángulo actúa como un módulo que asegura el anclaje de la forma sobre amplios fondos texturados. Conserva de su obra anterior el susto por la frontalidad, la utilización central para organizar el punto álgido del drama compositivo, las refinadas gamas de color. María Luz Gil sintió el peligro de caer en un preciosismo sin salida y no vaciló en enfrentar con valentía nuevas posibilidades de desarrollo. Es tal vez en sus obras sobre papel donde se permite una mayor libertad, una mayor fantasía. Es su manera de avanzar, midiendo sus pasos, reflexionando siempre, con su agudo sentido crítico y su probado profesionalismo.”